miércoles, 28 de diciembre de 2011

Malrollito Man

La última noche que Malrollito Man salió de casa en chándal comenzaron a temblar las luces de las farolas. Por casualidades de la vida comenzó a llover y los parabrisas de los coches no daban abasto, pero a Malrollito Man la lluvia no le mojaba, le resbalaba.
Malrollito Man nunca sonreía porque decía que no tenía tiempo para memeces y no saludaba porque le parecía malgastar saliva. Los que le conocían no opinaban en su presencia, porque a Malrollito Man nada le venía bien.
La última noche que Malrollito Man salió de casa en chándal se dirigió a la bocatería de la esquina que estaba abierta las veinticuatro horas del día, al fin al cabo fue su antojo por un bocadillo de chorizo el que le hizo salir a la calle. Lo que no sabía es que el ultimo bocadillo de chorizo lo llevaba quién salía cuando el entraba.

continuará ....

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