martes, 1 de noviembre de 2011

Marimar, Lulú y el libro gordo de petete

- Querida vengo súperhipermega agotada, que día más opulento llevo.
- Opulento? Lulú has vuelto a ir a la biblioteca cariño?, ya te he dicho que ir allí y decir de vez en cuando una palabra redundante no acredita tu cultura.
- Vaya, Marimar, quién viene a hablar. Yo no voy a la biblioteca para presumir y que digan que voy allí, no soy como tu. Martuquita ya me contó que la foto que colgaste en la red el otro día entrando tú por las puertas de la Municipal es un robado pactado con Maru. Que esa es otra, cómo puede decir que va a la biblioteca y ni siquiera sabe como se escribe Vuitton, que falta de respeto hacia los literarienses...
- Litera qué?
- Lo que has oído y no me intentes desviar como siempre.No se donde está el límite de la bajeza para vosotras. Y deja de presumir que ves Saber y ganar, que si la gente supiera que cuando hacen una pregunta contestas cifras porque lo confundes con el precio justo..
- Oh, esa Martuquita morirá envenenada por su propia lengua, no se de donde ha sacado eso.
- Eso digo yo de dónde lo habrá sacado, a lo mejor del libro hueco que tienes en la mesita de noche para impresionar a tus citas.
  De la garganta de Marimar sale un grito ahogado mientras se lleva la mano con delicadeza al pecho
- Ah, te he dicho mil veces que no toques mis cosas, es de mala cuna, Lulú. En qué momento pensé que compartir piso con una alimaña como tu era una buena opción.
- Pensar ?  tu el pensamiento lo tienes racionado.en ratos de cinco minutos por día.
- Te estás pasando
- Ay, perdona, es que prefiero pasarme a pesarme , ya lo sabes.
- No me cabe duda, a este paso entre lo que pesas y tus visitas calculadas a la biblioteca te van a confundir con el Libro Gordo de Petete.

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